Dietilamida del ácido lisérgico (LSD), fármaco alucinógeno potente, también llamado compuesto psicodélico
o psicofármaco, sintetizado por primera vez en Suiza en 1938 a partir del ácido
lisérgico. El ácido lisérgico es un componente del moho del cornezuelo del
centeno, un hongo que crece sobre el grano del centeno. Este fármaco produce
cambios oníricos, en el humor y en el pensamiento, y altera la percepción del
tiempo y del espacio.
El LSD induce alteraciones transitorias del pensamiento, del tipo de una
sensación de omnipotencia o un estado de paranoia agudo. También se han
descrito reacciones a largo plazo como psicosis persistente, depresión
prolongada, o alteración del juicio, aunque no se ha podido establecer si éstas
son resultado directo de su consumo. Respecto a sus efectos físicos, el LSD
puede producir lesiones cromosómicas de las células de la serie blanca de la
sangre; sin embargo no existe una evidencia firme de que origine defectos
genéticos en los hijos de los consumidores.
El LSD no produce dependencia física. En la década de 1960 su empleo se
extendió entre quienes buscaban alterar e intensificar sus sentidos, alcanzar
la integración con el universo, la naturaleza y ellos mismos, e intensificar
los lazos emocionales con los demás.
Este fármaco ha sido probado en el tratamiento del autismo infantil, el
alcoholismo, y para acelerar la psicoterapia, pero no se ha establecido ninguna
indicación médica. Su empleo fuera de la medicina es ilegal en la mayoría de
los países del hemisferio occidental
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